viernes, 21 de noviembre de 2014

Artur Mas, el violador....de la Ley

Imaginemos que vemos a un señor que pasea a su perro,  el perro se detiene, bascula su trasero hacia abajo mientras pone cara de circunstancias y comienza a vaciar los intestinos. El dueño mira a un lado y a otro y se va dejando el “regalo” humeante mientras aprieta el paso.



Ahora imaginemos a otro señor que reclama el derecho de su perro a defecar sin que él deba recoger los excrementos. A este señor le advierte la autoridad de que ese hecho constituye una falta sancionable. El dueño del perro dice que se trata de un asunto político y que él y su perro son soberanos para ejercer su derecho a cagar en la calle y que convocan a todos a ver como en una fecha próxima van a ir al parque el perro y él a ejercer su derecho democrático a hacer de vientre.
Imaginemos un tipo que está violando a una señora y que le dice a la policía que se trata de un derecho democrático que él tiene, que esa señora es suya, su novia, su amante o su esposa y que si no buscan una solución política, dialogada y democrática, para sancionar su derecho de violación lo que la sociedad va a conseguir es que las cosas vayan a peor y que además de violarla acabe matándola. El violador asegurará que la intransigencia del Estado hacia su conducta “democrática” (él ha decidido por unanimidad violarla) es un acto de manifiesta hostilidad y de desprecio por su “cultura” y por su ejercicio de autodeterminación (él ha determinado que tiene derecho)  recogido por Naciones Unidas.

Imáginemos a Artur Mas, representante del Estado español y presidente del gobierno de Cataluña en virtud del derecho y las leyes españolas,  convocando una consulta, que la Ley le impide convocar, anunciando que la Ley no le incumbe a él que es un producto de la Ley española,  y diciendo que es un ejercicio demócratico. Le siguen el 30% de sus convecinos abducidos y pretenden que les salga gratis o si no se reservan otras actuaciones (ilegales).

El violador y el amo del perro cagón son menos responsables de sus delirios que Artur Mas de los suyos.

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